sábado, 11 de junio de 2016

CRUZ ROJA DEL EJERCITO LIBERAL POR H. A. CASTELLÓN



 

 

 

CRUZ ROJA DEL EJERCITO LIBERAL

POR H. A. CASTELLÓN

EL GRÁFICO
12 DE JUNIO DE 1927


   El movimiento constitucionalista tuvo su Cruz Roja, lo mismo que su ejército, reclutando sus miembros entre ciudadanos que voluntariamente se ofrecían y colectando los elementos, entre nacionales y extranjeros altruistas, cada vez que el ejército contrario nos negaba en su derrota lo que nos hacía falta.

   Tuvo también nuestra Cruz Roja otra característica y es que en su seno se cuidaba y se asistía sin distingos, lo mismo a nuestros heridos, que a los adversarios, siendo el mayor trabajo el que nos ocasionaban los últimos porque llegaban a nuestras manos infectados engusanado y pestíferos, como resultado de las largas horas que permanecían en los campos de batalla inexplorados a donde no llegaba el compañerismo de los jefes conservadores, ni la piedad nuestra, porque nos veíamos expuestos a visitar la muerte queriendo proporcionar la vida.

   También nuestra Cruz Roja, como el ejército, se distinguió por el éxito en las curaciones dándose el caso de que un mismo soldado, de los muchos ardientes y decididos con contábamos, fuese herido varias veces corriendo a empuñar el rifle, tan luego restablecía, como lo hizo el coronel Campos.  Y en homenaje a la verdad, debo declarar que esta ventaja para los heridos liberales se debió a que los nuestros recibían una inmediata asistencia médica, siendo algunas veces curados en la propia línea de fuego.

   Tengo la satisfacción de decir con orgullo como jefe de la Cruz Roja liberal, que algunos de los nuestros  se precipitaron al fondo de las cañadas y bajo el fuego enemigo, como sucedió en Palo Alto, para recoger y curar infelices inditos de Catarina y Diría, que llenaban el espacio con sus lastimeros quejidos, perteneciente todos a los ejércitos del general Víquez que los dejó abandonados y que nuestra conducta, en  nada se parece a la de los jefes militares que recuperaron Chinandega el 8 de febrero, ametrallando a los heridos, ni a la del parchero leonés que en Boaco negó su asistencia a uno de los nuestros y se enfurecía porque a éste le llevaban alimentos.

   Desde las playas del Atlántico hasta Matiguás y de Matiguás hasta Teustepe, jamás la Cruz Roja del constitucionalismo dejó de cumplir con su misión humanitaria y altruista.  Prodigando cuidados y asistencia a los heridos y enfermos sin tomar en cuenta el tiempo ni la hora y descuidando la propia alimentación.

   Días de amargura y de fatiga, luchando en el zuampo a pie, sobre un macho,  bajo la lluvia, entre abrojos y dificultades, a veces hambrientos con la ropa mojada y llena de lodo, pasaron los médicos de la Cruz Roja, igualados a simples soldados con la desventaja de no tener donde llenar su mochila.  Y en aquella inclemencia, en aquel desamparo, solo detenían su marcha para asistir uno que otro enfermo  que requería curación inmediata.

   Así  llegamos desde el Atlántico  hasta el departamento de Chontales, donde se inició la serie de brillantes batallas en que siempre triunfaron nuestras armas.

  Establecimos hospitales sucesivamente, en Matiguás, Paso Real, Olama, Palo Alto, las Mercedes y Boaquito y un personal idóneo, inteligente y abnegado, hizo derroche de energías por el mejoramiento rápido de los heridos y enfermos.

   Me complazco en mencionar a mis distinguidos compañeros, los doctores Eduardo Selva, Humberto Alvarado y J. Carlos Estrada R. y a los practicantes René Selva, Ramón Marchena,  Pedro Koeffoed y la gentil y heroica danesita Making Borring, que con dulzura y gracia especial nos prestaba los más oportunos y delicados servicios médicos.

   Nuestra Cruz Roja, registró de Matiguás a Teustepe, una mortalidad de 76, con 113 heridos de la manera siguiente: Combate de Muy-Muy (13 de Febrero), 6 muertos y 10 heridos.  Combate del “Chompipe “: 38 muertos y 40 heridos; combate de Muy-Muy (5 de abril), 7 muertos y 7 heridos; combate de Palo Alto: 3 muertos y 10 heridos; combate de Kumaica: 4 muertos y 15 heridos; combate de San José: 1 muerto y 2 heridos; combates en las Mercedes: 7 muertes y 20 heridos; combate diversos en Teustepe: 7 muertos  y 6 heridos, de los pueblos: 3 muertos y 4 heridos.

  La guerra de 1926 y 27 hizo revivir en los jefes conservadores las prácticas sanguinarias del tiempo de don Manuel Antonio de la Cerda, que ya la civilización había abolido en nuestras reyertas intestinas y con dolor hemos vistos renacer la tea incendiaria, el saqueo, la fusilación  de los heridos y prisioneros, como prácticas corriente de la generación conservadora que hoy defiende el edificio construido sobre un golpe de Estado.




 



No hay comentarios:

Publicar un comentario